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OPINIÓN >> Las lecciones que nunca aprendimos

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Publicado el 08/09/2020
Artículo de opinión elaborado por nuestra compañera María José Campillo, sobre las lecciones no aprendidas y las asignaturas de las que tendremos que volver a examinarnos en un contexto de pandemia que no ha acabado y de la cual nos queda mucho por delante. Publicado en el diario digital especializado en Sanidad, Redacción Médica

Hay un viejo proverbio chino que dice que el simple aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Se trata de un viejo precepto que habla de la importancia de las acciones que realizamos cada uno de nosotros y como repercuten en los demás.
En nuestra España de 2020, año que será difícil de borrar de la memoria colectiva por lo que esta significando, nos encontramos ya en la segunda ola pandémica de COVID19. En este contexto, expertos, sociedades científicas y organizaciones profesionales médicas exigen un golpe de timón que cambie el rumbo que se vislumbra en un horizonte (no muy lejano) de colapso sanitario.
En esta tierra ignota en la que nos ha metido el SARS-COV2, el mundo se enfrenta, por igual, a una crisis sanitaria y económica. Con más o menos aciertos, las distintas administraciones fueron tomando las primeras medidas al inicio de la pandemia. Unos países con más dureza, otros con menos, aunque los resultados nos indican que, en la lucha contra la pandemia, han influido más los plazos que las propias medidas.
Aunque el avance del coronavirus se pudo contener y se aplanó la curva, la pandemia no ha terminado y la situación económica es, ahora, el principal condicionante de todas las medidas de contención. Sin embargo, entre el confinamiento total y el escenario actual, debería existir una amplia escala de situaciones, al igual que hay distintos matices grises entre el blanco y el negro.
Hay pequeñas y grandes acciones que pueden significar un gran cambio y enderezar el rumbo actual que hemos tomado.
El turismo, uno de los motores económicos de este país, es necesario, pero en condiciones seguras. Son muchos los países que exigen cuarentenas a los turistas llegados de otras zonas del mundo o test PCR a todos los viajeros. Este test se puede hacer en el país de destino y en pocas horas se puede conocer el resultado si tenemos la agilidad suficiente. Este control nos permitiría un mayor dominio de los casos importados.
La Atención Primaria, uno de los grandes logros de nuestro sistema sanitario y la Cenicienta de la Sanidad actual, a la que todo se le pide y todo se le niega, que registra un déficit crónico de médicos, que tiene a sus profesionales atrapados en agendas sin fin y en burocracia que consume su tiempo, es ahora la gran estrella en los discursos políticos. Sin embargo, aun en estos momentos de máxima crisis, su presupuesto sigue siendo del 14 por ciento en lugar del 25 por ciento (que sería el apropiado) y nadie ha pensando que los profesionales del primer nivel asistencial tienen que ser reconocidos, incentivados y motivados. Además, es imperiosa la necesidad de buscar soluciones a los problemas reales de la Primaria y ponerlas en marcha sin más dilación. Hay que dejar de emplear el futuro cuando se habla de las soluciones para la Primaria y situar sus necesidades en el presente.
Test PCR frente al coronavirus
Los test PCR de SARS-COV2 han sido otro de nuestros grandes problemas.
Al principio de la emergencia sanitaria solo se realizaban a los pacientes que ingresaban en los hospitales. A día de hoy, el resultado de una PCR se demora de 7 a 5 días (dependiendo de la Comunidad Autónoma en que se realice), con lo que pierde parte de su efectividad al dilatar el tiempo para la localización de los contactos.
Nos enfrentamos al otoño e invierno, con la patología habitual, y es necesario que se multiplique nuestra capacidad diagnóstica. No podemos ir siempre por detrás del virus, sino que tenemos que ir por delante.
En zonas en las que la incidencia del COVID19 está descontrolada y existe transmisión comunitaria, hay que hacer test masivos a la población si queremos detectar hasta el último infectado y atajar la pandemia. De otra forma, siempre tendremos casos del que desconocemos el origen y el problema continuará.
 
Además, dado el escaso número de “rastreadores” que se contrata, parece que hay resistencia a entender en qué consiste esta figura. La población practica el autorastreo y cada paciente suele avisar a sus contactos cercanos. Los ciudadanos no pueden sustituir a los “rastreadores”, ya que deciden, sin control médico, si se someten a la PCR y cuándo lo hacen.
Las cuarentenas de los pacientes contagiados y sus contactos deben ser obligatorias pero conocemos un dato muy preocupante: hasta el 15 por ciento de estas personas no está en su domicilio cuando se les hace el seguimiento. En este sentido, tenemos que llamar a la responsabilidad ciudadana pero también a que las administraciones aporten soluciones para todos aquellos afectados que tienen dificultades para llevar a cabo esta cuarentena o les resulte imposible permanecer aislados por sus circunstancias personales.
Ya en el mes de septiembre, nos enfrentamos al complicadísimo reto de la apertura de los centros educativos. La educación y la formación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes son básicas pero… ¿es necesario correr este riesgo justo cuando nuestro país atraviesa la segunda ola epidémica de COVID19? ¿Podemos seguir tensionando, así, el sistema sanitario? ¿No sería, desde luego, más prudente esperar a que la situación estuviera controlada?
Coronavirus en niños y médicos
Los estudios nos indican que el número de niños contagiados no suele ser distinto al de adultos, con una seroprevalencia similar en todas las edades. Vectores o no importantes del SARS-COV2, sabemos que los niños sí son población habitual de muchas patologías respiratorias que también precisan atención sanitaria e ingresos hospitalarios.
Por último, el médico, pieza clave para acabar con cualquier pandemia, se siente abandonado a su suerte, frustrado, indignado, exhausto y cansado de vaivenes políticos y económicos que les llenan las agendas sin que su opinión técnica sea tenida en cuenta.
Además, se siente olvidado, ya que las administraciones ni siquiera se plantean un reconocimiento económico a la inmensa labor que están realizando nuestros profesionales sanitarios. Para muchos, el médico solamente cumple con su obligación sin poner límites a dicha obligación.
Decía el proverbio chino que el aleteo de una mariposa se puede sentir en el otro lado del mundo y las pequeñas o grandes acciones que se tomen nos darán resultados de éxito o fracaso en esta segunda ola pandémica.
Si nos llevan al fracaso, además de las grandes pérdidas en vidas y empleos, serán las lecciones no aprendidas y las asignaturas de las que tendremos que volver a examinarnos, porque esto no habrá acabado.

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